"Wendy"
Sábado, 09 de noviembre de 2024
"Me aventé al colchón que se encontraba en el suelo de mi refugio en el interior del árbol que compartía con los Niños Perdidos. Me acosté con los brazos cruzados detrás de mi cabeza y miré hacia el techo. Escuché a lo lejos las risas de mis pequeños compañeros jugando felizmente. Pensé que había sido un gran día, pues nuevamente derroté al Capitán Garfio, como todos los días.
De repente un gran silencio se extendió por mi habitación. Busqué a Campanita, pero no estaba ahí. Suspiré hondo, en el ambiente se sentía raro, algo nuevo que había descubierto días después de que una chica dejó Nunca Jamás. Recordé lo bien que me había divertido a su lado. No podía negar que Wendy era una chica totalmente diferente a las que conocía. Y aunque doliera admitirlo, su ausencia recalaba en cada rincón de mi hogar.
Suspiré hondo y traté de distraerme con algo para dejar de pensar en ella. No era mi problema que ella hubiera decidido dejar este maravilloso lugar para crecer. Al contrario que aquella chica caprichosa, yo no tenía ni la más ligera intención de crecer, me gustaba ser así, niño para siempre.
No obstante, mi corazón se sentía diferente luego de su adiós. Aprendí en ese momento que la extrañaba y bastante, aunque no quisiera creerlo. Wendy había cambiado por completo mi vida desde que la conocí y me hacía falta su presencia, sin importar que fuera una niña muy mandona.
Sin decirle a nadie, emprendí mi camino hasta su hogar, le daría una visita rápida con el propósito de calmar mi corazón. Me costó demasiado encontrar nuevamente su casa, puesto que tenía años que no había vuelto a aquel lugar. Un poco confundido traté de buscar una casa con una gran ventana abierta y con una luz en ella. A pesar de ello, no encontré la que necesitaba.
Paré un momento a descansar. Me rasqué la cabeza aturdido, Wendy me había prometido que dejaría la ventana abierta para cuando yo volviera, aun así no había ninguna. Creí por instante que estaba equivocado de ciudad, que no estaba en la zona que debía. Un ruido me sacó de mis pensamientos. Me asomé hacia la puerta de la casa en la que estaba sentado en su techo. Una chica y un chico caminaban hacia la entrada. Al principio no pude reconocer a la chica, hasta que al llegar a la puerta se detuvo sobre la luz de la lámpara y volteo a ver a su acompañante.
Mi corazón saltó de felicidad, pues era Wendy. La observé detenidamente, había cambiado en estos años, y aunque ya no era una niña, no podía negar que se veía más hermosa que como la recordaba. Agité mis brazos para llamar su atención, y cuando estuve a punto de gritar su nombre, algo sucedió que me dejó sin palabras.
En el momento de la despedida, aquel chico se acercó tímidamente a ella y le dio un beso en la boca. En cualquier otro tiempo me hubiera parecido repugnante ese acto, ya que las demostraciones de cariño eran de las cosas que odiaba de los adultos. Sin embargo, sentí otra cosa, un enorme coraje se apoderó de mí, y a mi mente vino el recuerdo de cuando Campanita había sentido lo mismo el día en que Wendy llegó a Nunca Jamás, los adultos le llamaban celos.
En seguida de esa escena, ella entró en la casa y él se alejó lentamente. Hice berrinche en el techo, ¿cómo podía ser posible que Wendy me estuviera haciendo eso? Ella había prometido esperarme hasta que yo decidiera crecer. Mi enojo se transformó rápidamente a tristeza. Quizás ella ya me había olvidado. Ya eran bastantes años que nos separaban desde la última vez que nos vimos. Tal vez ella se cansó de esperarme, y por eso la ventana estaba cerrada.
Me levanté con la intención de volar de regreso a Nunca Jamás, pero algo me lo impidió. Suspiré varias veces. Entendía que si volvía a Nunca Jamás debía de dejar por completo a atrás a Wendy, tendría que vivir una vida sin su recuerdo y su linda voz de mandona. Acepté que a lo mejor aquella vida sería vacía, puesto que mi corazón sin mi permiso se había enamorado de esa chica. No quería dejar mi hogar, pero tampoco quería que ella se enamorara de otro chico. No podría vivir lo que me restaba de mi vida idealizando a Wendy, y pensando que ella haría su vida con algún otro hombre que no fuera yo.
Entonces comprendí que había llegado el momento de crecer."
P.
Comentarios
Publicar un comentario