Bitácora de Recuerdos - La primera vez

 

"La primera vez"

Lunes, 09 de marzo de 2020

"Aunque me cuesta demasiado salir de la cama, me obligo a pararme antes de que se me haga tarde. Hoy me he levantado más temprano de lo normal, la habitación del hotel en el que me hospedo, me recuerda el motivo del por qué estoy madrugando. Me maquillo y me visto con cuidado, es el primer día del curso al que me han comisionado y quiero causar buena impresión. Cuando estoy lista, bajo hacia el restaurante para tomar el desayuno, y luego me dirijo hacia el salón en donde se llevará a cabo la capacitación. 

En seguida de hacer mi respectivo registro, me conducen hasta mi asiento, y me acomodo para pasar las siguientes ocho horas de mi día. Poco a poco el lugar se va llenando. Por una situación que aun desconozco, mis ojos voltean hacia la mesa en el que se encuentran los ponentes, y se clavan en una sola persona. Sin entender por qué, no puedo dejar de ver a un hombre de tez morena y cabello negro peinado hacia atrás que se encuentra en dicha mesa. Muevo la cabeza hacia los lados para despabilarme, y minutos después empieza el curso. 

Curiosamente aquel hombre de traje negro y corbata azul es el primero en aparecer en escena, y sin querer quedo encandilada con su voz. Mis ojos lo siguen en cada movimiento que hace, y en vez de poner atención a lo que dice, mi mente se concentra en él mismo, en su actitud, en su figura. Entonces su mirada se encuentra con la mía, por lo que mi rostro se ruboriza y volteo discretamente hacia mi cuaderno de anotaciones, él continúa con su explicación como si nada hubiera pasado. 

Sin embargo lo que ese hombre con apariencia de gitano no sabe, es que ese preciso segundo en que nos hemos encontrado con la mirada, ha cambiado todo para mí. Durante las horas siguientes me la paso tratando de poner atención al tema que me ocupa, no obstante aquel instructor se ha metido en mi cabeza y no he podido sacarlo de ahí. 

En algún momento del curso nos dan un tiempo para que subamos a otro de los salones a tomar alimentos. Despacio me encamino hacia el sitio reservado para tal actividad y al llegar busco con la mirada un espacio vacío en donde sentarme. Luego de un par de minutos encuentro varios asientos disponibles y me dirijo hacia esa mesa. Pido permiso para acompañar a las personas que ya se encuentran en ella y después me acomodo en mi silla. Sin planearlo me topo de frente con el hombre que se ha convertido en mi obsesión, pues él está sentado en la misma mesa que yo. 

Durante el tiempo de la comida, charlo con algunos de los presentes, mientras de vez en cuando volteo discretamente a la persona que tengo enfrente. Al terminar mis alimentos, me disculpo con las personas de la mesa y me retiro para tomar aire. Varios minutos después regreso a mi lugar reservado en el salón principal y se reinicia la capacitación. 

Las horas siguientes me regaño mentalmente por estar concentrada en el instructor, en vez de prestar atención en lo que debo. Es la primera vez que lo veo y ya ha alborotado todo en mi interior. Por obra de un milagro, el día de trabajo termina, a pesar de ello me quedo paralizada en mi asiento fingiendo escribir, cuando en realidad lo que hago es observar a la distancia a aquel hombre con ojos que me hipnotizan. 

En cuanto me doy cuenta de lo que estoy haciendo, guardo rápidamente mis cosas en la bolsa y salgo deprisa con rumbo a mi habitación. Ya segura en las cuatro paredes de mi cuarto, suspiro lentamente tratando de alejar aquel efecto mágico que me tuvo conmocionada ante la presencia de aquel hombre. 

Me cambio de ropa por una más casual, y me acomodo en la cama para ver la televisión y revisar las diapositivas del tema que se expondrá al día siguiente. Sin embargo mi encomienda se ve frustrada porque mi mente se encuentra todavía nublada por la luz que emanaba del instructor más joven de la capacitación. Intento averiguar qué es lo que me atrae de él, y sin encontrar respuesta, me prometo que no dejaré que su presencia acapare todos mis sentidos. Aunque en lo profundo de mi inconsciente, surge el deseo de que ya sea martes para volver a ver a ese hombre que será mi martirio durante el resto de la semana."

A.K.