Hace algunos días estaba realizando mis actividades cotidianas cuando de repente pensé: ¿Cuándo es el día del padre?
Corrí al calendario para encontrarme que ese día era el domingo próximo, pensativa me senté, ¿qué es lo que le iba a regalar? No tenía el suficiente dinero como para comprarle algo, pero tampoco podía dejar pasar ese día, por un momento pensé regalarle lo mismo que todos los años… calcetines, pero luego reaccioné, no, esta vez tendría que ser algo original, algo único, pero como todavía me quedaba una semana, lo dejaría para después, tenía mucho tiempo para pensar hasta que la tarde del sábado mi hermano menor se acercó y me dijo: ¡Mira lo que le hice a mi papá! Con nostalgia leí una carta que él había escrito y me puse en marcha para crear el regalo perfecto, como ya no tenía mucho tiempo, prendí la computadora, abrí el word, le escribiría unas líneas, si mi hermano menor había podido escribir algo original, algo que salió de lo profundo de su corazón, ¿por qué yo no? Pero desgraciadamente no estaba inspirada, me di por vencida hasta que me dio la una de la mañana, para más fácil busqué un pensamiento en google, lo copiaría a mano y le pondría adornos, mi regalo original había fracasado pero ya no tenía tiempo.
En la mañana del domingo comencé a pasar a mano el pensamiento que había encontrado en internet, mientras lo hacía mi madre subió a mi recamara para ver cómo iba mi regalo, al contarle que una noche antes no había podido escribir algo y que solamente estaba pasando un pensamiento sacado de internet, mi madre me dijo: ¿Cómo qué no pudiste escribir algo? Hazlo como tu hermano, él lo sacó de lo profundo de su corazón, si él pudo, cómo no vas a poder hacer uno, eres escritora, si puedes escribir una novela ¿por qué no una carta para tu padre? Por lo menos ponle algo de tu cosecha. Y se retiró. Sus palabras retumbaron en mi cabeza, era buena escribiendo, pero sólo sabía hacerlo en tercera persona, no podía imaginarme como la protagonista, entonces lo entendí… agarre una hoja y un lápiz, no necesitaba veinte hojas para expresar lo que sentía, para que darle vueltas al asunto cuando lo único que quería decir era un… ¡te quiero! un… ¡Gracias por todo lo que me haz enseñado! ¡Por ese cariño en forma de carrilla que me haz dado! Sé que a veces no es fácil decir lo que uno siente pero si no lo hacemos la otra persona no lo sabrá, así que quiero decirte lo mucho que te quiero, gracias por lo que me haz apoyado, por lo que haz hecho, por lo que te faltara por hacer…
¡Te deseo un feliz día del padre!
Autor: Karina Hdez.
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