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Quédate conmigo - Capítulo 1

 

Quédate conmigo




"Vive siempre como si fuera el último día de tu vida, porque el mañana es inseguro, el ayer no te pertenece y solamente el hoy es tuyo."


S. Maximiliano Kolbe.


Capítulo 1

El principio del fin


Él solamente podía repetir una y otra vez: Quédate conmigo. Su voz había pasado de ser gritos a unos simples y lastimosos murmullos. Sentía que ya no podía respirar, el pecho se le había oprimido y no necesariamente porque estaba tumbado sobre el pesado y asfixiante suelo, sino porque estaba viviendo en vida una de sus peores pesadillas. Perdió por algunos momentos la sensibilidad de su brazo izquierdo por tenerlo tanto en aquella posición, sin embargo no podía retirarlo, lo único que quería era sentir el contacto de ella. Rodrigo sintió unas leves punzadas en su mejilla derecha, justo la que estaba pegada al suelo, a pesar de ello no le prestó atención. Los ruidos a su alrededor los sentía tan lejanos, luego de varios minutos en aquella situación, percibió que no importaba nada más que la persona a la que tenía enfrente y con la que no podía imaginarse vivir una vida sin ella. 

Pensó que las cosas nunca salen como uno planea. Por más que uno siempre trata de controlar su vida, esta te enseña de mil maneras que a veces, simplemente en algunas ocasiones no será como tú deseas. 

Esto lo había entendido muy bien Rodrigo, pensaba que había tardado toda una eternidad para comprender realmente el sentido de su vida, de verlo que verdaderamente valía la pena en este camino tortuoso en que nos lleva a veces el destino.

El olor a quemado inundo sus sentidos, los espectadores que estaban ahí en algún lugar de la escena de su sufrimiento gritaban sin cesar, él lo único que deseaba con locura era escuchar el ruido de las sirenas de la ambulancia acercándose, se estiró un poco más para poder tomar bien la mano que tanto amaba, no sabía si era el sudor o la sangre lo que hacía que se le resbalara, aún así la apretó con fuertemente.

De repente alguien se acercó a él y le dijo algo, lo cual él no entendió, estaba como aturdido, solamente sintió que lo hicieron a un lado, y sin querer soltó esa mano a la que se había aferrado los últimos minutos. Lo que pasó después le pareció que transcurrió como en cámara rápida, como si todo se hubiera terminado en unos cuantos segundos, aunque claro que no comprendía que tal vez esos segundos acabarían con su vida como la conocía, y sobre todo lo cambiaría a él por completo, de nuevo. 

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