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La habitación de los horrores - Capítulo 1

 


La habitación de los horrores





Capítulo 1




"Cada uno seguimos un camino, cada uno vivimos nuestra propia aventura encontrándonos con todo tipo de desafíos, y las decisiones que tomamos nos hacen ser lo que somos. Esas decisiones nos pondrán a prueba y nos llevarán al límite. Busca un lugar interior donde haya alegría, y la alegría sofocará tu dolor."

Joseph Campbell. 



U

na ciudad ruidosa, mucha contaminación, gente caminando por las calles atareadas en sus cosas, era lo que veía el agente del ministerio público adscrito al área de homicidios Marco Olvera Castro desde la ventana de una camioneta que lo transportaba desde el aeropuerto de Guadalajara proveniente de la Ciudad de México. Cerró los ojos, todo era como lo recordaba, nada había cambiado desde que había salido de su ciudad natal para terminar sus estudios en el corazón del país. Había sido la mano derecha de uno de los más grandes agentes del ministerio público del Distrito Federal y ahora que le habían dado su nombramiento para ser parte de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Jalisco, tenía que regresar a su ciudad que tanto extrañaba, sentía un gran nerviosismo, siempre había soñado con el puesto que ahora tenía.

     Abrió los ojos, la camioneta estaba a punto de entrar al edificio que le correspondía a la Subprocuraduría A, en donde estaba su oficina. Cuando la camioneta que lo transportaba se detuvo, salió y caminó para adentrarse al edificio, se dirigió hacia la Jefatura de Homicidios, cuando llegó a la puerta de dicha oficina se encontró al licenciado Ricardo Madrigal Aceves, jefe de división, quien al verlo caminó a su encuentro.

-       ¡Hola, Marco! – dijo el jefe de división - ¡Qué gusto volver a verte! Espero y hayas tenido un excelente viaje.

-       A mí también me da mucho gusto verlo, licenciado – sonrió el agente, el licenciado Ricardo Madrigal había sido profesor del agente Marco en la facultad y ahora era su jefe.

-       Cuando supe que te habían dado el puesto me puse muy contento, no pudieron poner a alguien mejor que tú en ese lugar, eres el mejor.

-       ¡Muchísimas gracias, licenciado! – se sonrojó.

-       Bien, entonces te enseñaré tu nueva oficina – dijo el jefe de división.

     Ambos caminaron hasta que llegaron a la oficina que le correspondía a la agencia cuatro de homicidios, en ella se encontraban tres personas, la primera de ellas era alto, con poco cabello pero joven, piel morena-clara, de aproximadamente treinta años; el segundo era el mayor de todos, de estatura promedio, robusto, piel clara de aproximadamente cuarenta años; el último como pudo apreciar el agente era estudiante pues era de estatura promedio, joven, delgado, pelo negro corto de aproximadamente veinte años, los tres se pararon de sus asientos cuando vieron entrar al jefe de división y al agente.

-       Ellos serán tu equipo, él – dijo el jefe de división señalando al primero – Es el licenciado Sergio Ávila Rodríguez, será tu secretario, el del medio – señalando al segundo – Es el policía investigador Carlos Montero Márquez, y él… - se quedó en silencio tratando de recordar quién era el joven, algo que todos pudieron notar.

-       Rodrigo Acosta Castillo – dijo el joven.

-       ¡Ah sí, Rodrigo! Siempre se me olvida tu nombre – todos sonrieron – Él es tu meritorio, espero y pueda aprovechar de todos tus conocimientos, bueno él es – dijo poniendo la mano en el hombro del agente – El licenciado Marco Olvera Castro, quien desempeñará a partir de hoy las funciones de ministerio público, trátenmelo bien, sé que va a hacer un excelente jefe, bueno me retiro tengo una reunión con el Procurador, nos vemos luego – y salió de la oficina.

     Por un momento se quedaron viendo en silencio.

-       Bueno, ya me conocen soy Marco Olvera y espero que podamos llevarnos muy bien, por mi parte trataré de hacer todo lo posible para que se logre.

-       Igual nosotros – respondió Sergio el secretario.

-       Entonces, ¿cuál es mi escritorio? – preguntó el agente.

-       Es el que tiene una pila de carpetas – señaló el meritorio Rodrigo.

     El agente pudo identificar fácilmente aquel escritorio, ya que el montón de carpetas que contenían averiguaciones previas se hacía notar, caminó hacia él y dejó su maletín, suspiró y se sentó, todo aquel montón de papeles era su trabajo, tenía que leerlos para estar acorde con la información, así que repartió instrucciones a su equipo y empezó oficialmente con su primer día de trabajo.

     El lunes de la siguiente semana la ciudad despertó con una noticia escalofriante, habían encontrado un cuerpo de una chica de aproximadamente veinte años en un terreno baldío a las afueras de la ciudad, dicha noticia estaba en todos los noticieros y periódicos, hacía una semana que los familiares de la chica habían reportado su desaparición a las autoridades, pero al no ver resultados acudieron a los medios de comunicación.

     El agente Marco se encontraba en su oficina con su equipo cuando salió a la luz dicho descubrimiento.

-       Agente – lo llamó el secretario Sergio desde el otro extremo de la oficina – El jefe de división lo espera en su oficina.

-       Muchas gracias, Sergio – respondió y se levantó.

    Salió de la oficina, caminó hacia la jefatura y entró, el jefe de división se encontraba sentado, su rostro mostraba una seriedad profunda, el agente conocía bien ese gesto y sabía que algo malo pasaba.

-       Supongo que has oído sobre una muchacha que encontraron muerta, hoy en la mañana afuera de la ciudad, ¿verdad?

-       Sí, todo mundo habla sobre eso.

-       Muy bien, entonces toma – extendió su mano para entregarle una carpeta – Son las actuaciones que hasta ahora se han hecho sobre ese asunto, me gustaría que lo manejaras tú, eres el mejor ministerio público que tengo y sé que sabrás manejar muy bien el caso.

-       Muchísimas gracias por su confianza – dijo el agente al tomar la carpeta - ¿El cuerpo se encuentra todavía en las instalaciones del SEMEFO? – preguntó el agente.

-       Sí, di la indicación que no lo movieran hasta que tú llegaras.

-       Bien, entonces si me lo permite me gustaría trasladarme junto con mi equipo en este momento.

-       Claro, también ordené que cualquier cosa sobre este asunto se te sea notificado directamente. Ahí también están los padres por si quieres interrogarlos.

-       Sí, gracias. Con permiso – dijo dando la media vuelta.

     Salió hacia su oficina, al entrar su equipo se le quedó viendo.

  – Bueno señores tomen sus cosas porque vamos a salir a revisar un asunto – les dijo – En el camino les contaré.

     Todos asintieron con la cabeza levantándose rápido de sus lugares y recogiendo sus cosas.

-       Rodrigo, ¿alguna vez has visto un cadáver? – le preguntó el agente.

-       No – contestó tímidamente el meritorio.

-       Pues prepárate porque vas a ver uno – contestó el agente mirándolo - Y créeme que no va a ser el último.

     Rodrigo tragó saliva, el policía investigador lo empujó un poco para que caminara y todos se dirigieron hacia la unidad.

     Al llegar a las instalaciones del SEMEFO, caminaron hacia una habitación en donde ya los esperaban, al entrar vieron que era un cuarto amplio de aproximadamente quince metros de largo, en hilera se encontraban nueve planchas con cuerpos cubiertos por una sábana, del lado derecho del equipo había refrigeradores y enfrente de ellos una plancha, el olor a carne en descomposición inundaba el aire desde antes de entrar a ese lugar, a un lado de la plancha fuera de las hileras se encontraba la médico forense, todos miraron a Rodrigo que por su aspecto estaba a punto de desmayarse.

-       ¿Alguien traerá una bolsa de plástico? – preguntó el agente.

-       No, ¿por qué? – preguntó Carlos el policía investigador.

-       Bueno, según la situación podríamos utilizarla de dos formas, una para que Rodrigo vomite dentro de ella, la otra para que respire con la bolsa y no se vaya a desmayar – todos sonrieron.

-       Estoy bien no se preocupen, podré superarlo – respondió Rodrigo.

-       Muy bien, entonces andando – contestó el agente.

     Todos se acercaron a la plancha rodeándola, la médico forense los observaba desde que estaban en la puerta, ella era morena, alta, un poco llenita, de aproximadamente treinta y cinco años.

-       Buenas tardes, soy el agente Marco Olvera, ellos son mi equipo, el secretario Sergio, el P.I. Carlos y mi meritorio Rodrigo.

-       ¡Hola, mucho gusto! Soy Sofía Arias, médico forense.   

-       El gusto es nuestro – respondió el agente - ¿Qué es lo que nos tiene?

-       Es una chica de aproximadamente veinte años, la encontraron en un terreno baldío a las afueras de la ciudad – levantó la sábana que cubría al cuerpo – Como ustedes podrán notar, el cuerpo está lleno de tierra, en ambos brazos a la altura de la muñeca tiene huellas de que fue atada a algo, también lo tiene en los tobillos, además hematomas por todo el cuerpo, también no tiene cabello, ya que al parecer la raparon.

-       ¿Cuál fue la causa de la muerte? – preguntó el agente observando detenidamente al cuerpo.

-       Fue electrocutada.

     El agente volteo repentinamente hacia la doctora, al parecer también a su equipo le había sorprendido la forma en que aquella chica había muerto.

-       ¿Electrocutada? – preguntó Sergio.

-       Sí – respondió la doctora Sofía – A nosotros también se nos hizo raro, aún no sabemos exactamente la forma o el objeto con el que la electrocutaron, además de que el cuerpo se encuentra en un estado extremo de desnutrición.

-       Pero ¿no podría haberse electrocutado por accidente? – preguntó Carlos.

-       Al principio pensé lo mismo, pero los padres de la chica dicen que ella desapareció hace una semana, por lo que hice una minuciosa investigación en el cuerpo, y encontré huellas de violación.

-       ¿Sabe en dónde se encuentran los padres? – preguntó el agente.

-       Creo que están en la sala de espera, si logro encontrar algo más se lo hare saber lo más pronto posible. El cuerpo se encuentra identificado como Blanca Velazco.

-       Muchas gracias, doctora. Se lo agradecería mucho.

     El equipo se dirigió hacia la sala de espera, en dicho lugar se encontraban dos personas llorando en unas sillas, se acercaron a ellos.

-       Buenas tardes, soy el agente del ministerio público Marco Olvera, ¿ustedes son los padres de Blanca Velazco?

-       Sí – respondieron ambos.

-       Yo llevaré la investigación de la muerte de su hija, voy a hacer todo lo posible por encontrar al responsable, necesito que respondan a unas preguntas si ustedes están de acuerdo.

-       Sí, está bien – contestó el papá.

-       ¿Me podrían decir sus nombres?

-       Yo me llamo José Velazco Ruelas y mi esposa María Eugenia Juárez Martínez - respondió el señor Velazco, el agente escribió en su cuaderno de notas.

-       ¿Cuál es el nombre completo de su hija?

-       Blanca Elizabeth Velazco Juárez.

-       ¿Cuántos años tenía?

-       Veinte años.

-       ¿Cómo fue que desapareció su hija?

-       Hace como una semana ella salió normalmente de la casa para dirigirse a la escuela, pero a la hora que acostumbra a llegar no lo hizo.

-       ¿A qué hora salió de la casa?

-       A las 15:30 horas, ella va en la tarde a la escuela.

-       ¿A qué escuela iba?

-       Al CUCEI, Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías, se encuentra por Boulevard Marcelino García Barragán casi esquina con Olímpica.

-       ¿A qué hora sale de la escuela?

-        A las 20:00 horas – dijo la señora María Eugenia – Siempre llega más tardar a las 21:00, así que cuando se hicieron las 22:00 y no llegaba le llamé a su celular, pero no me contestó, seguí insistiendo y después de una hora me mandó a buzón, como si estuviera apagado el celular.

-       Llamamos a todos su amigos, compañeros y familiares, pero ninguno sabía nada de ella, sus amigas nos dijeron que la dejaron en la parada del camión que se encuentra en la esquina de Marcelino García Barragán y Olímpica, y que después ya no supieron nada – dijo el señor José.

-       Nosotros nos dirigimos a ese lugar y preguntamos a la gente que se encontraba ahí, pero nadie la vio – decía la señora María Eugenia.

-       También preguntamos a los empleados del OXXO que está enfrente de la parada del camión, y uno de ellos nos dijo que la vio en esa parada, pero que después ya no estaba ahí, pensó que se había subido al camión – continuó diciendo la señora María Eugenia.  

-       Cuando se llegó la media noche y todavía no sabíamos nada de ella, nos dirigimos al ministerio público que se encuentra por la central vieja, ahí ellos levantaron la denuncia de desaparición de mi hija y al día siguiente la enviaron a la agencia 12 que se encuentra en el edificio de la Procuraduría en la calle 14, pasaron cinco días y como no había respuestas con ellos decidimos acudir a los medios de comunicación, sin embargo aun así no supimos nada, hasta el día de hoy por la mañana nos hablaron de la agencia 12 de desaparecidos diciéndonos que la habían encontrado muerta en un terreno baldío afuera de la ciudad – la señora María Eugenia comenzó a llorar, al señor José se le quebró la voz, nadie del equipo sabía qué hacer – Y nos dijeron que viniéramos aquí para identificarla – el señor José se quedó callado, de sus ojos salieron lágrimas que trató de contener - ¡Por favor agente, encuentre a la persona que le hizo esto a mi hija! – rogó.

-       Haré todo lo que este en mis manos, de eso este seguro – respondió el agente.

     El agente y su equipo dejaron a los padres en la sala de espera, caminaron hacia la unidad, regresarían a la oficina para encuadrar todo, al llegar a la calle 14, lugar en donde se encuentran las oficinas, el agente pidió a Carlos que parara el vehículo.

-       Ustedes vayan hacia la oficina, espérenme ahí, yo voy a ir a la agencia 12 para preguntar si tienen más datos que nos puedan ayudar – dijo el agente, abrió la puerta y salió.

     Caminó hacia el edificio de la Subprocuraduría C, entró, pasó el vestíbulo, subió las escaleras y tomó el primer pasillo de su lado izquierdo, hasta llegar a la agencia 12, al entrar pudo observar una oficina no muy grande con tres escritorios y cuatro archiveros, en el lado derecho al fondo de la oficina se encontraba una pizarra con varias fotos, el agente se acercó a ella, todas las fotografías eran de mujeres de aproximadamente dieciocho a veinte años, se paró enfrente de la pizarra y observó detenidamente cada una de ellas, de repente sintió una mano en su hombro, miró hacia su derecha y encontró a su mejor amigo, el licenciado Antonio Fuentes Contreras, él también miraba las fotografías, el agente observó el rostro de su amigo que mostraba cansancio y angustia, al parecer aquellas fotografías lo habían mantenido muy ocupado ya que él era el ministerio público de esa agencia, se limitó a quedarse callado.

-       Todas han desaparecido en un lapso no mayor de un mes – dijo por fin el agente Antonio Fuentes – Nadie sabe qué sucedió con ellas, a todas las vieron por última vez en una parada del camión saliendo de la escuela, ya investigamos y no tienen ninguna conexión, casi todas son de escuelas diferentes, no viven cerca, al parecer ni si quiera se conocían, es como si la tierra se las hubiera tragado – reinó el silencio por un par de minutos – Me da mucho gusto que te hayan dado tu nombramiento, ¡Felicidades! – volteó a ver al agente Marco.

-       Muchas gracias – contestó el agente Marco apenas mirándolo.

-       ¿Qué sucede? – preguntó un poco extrañado el agente Antonio.

-       No lo sé – contestó encogiéndose de hombros – Todos esperan algo grande de mí, temo que después se den cuenta que no era lo que ellos esperaban.

-       No te preocupes, lo vas a hacer muy bien – dijo dándole unas palmadas en el hombro – Al principio será un poco difícil, pero verás que todo va a salir bien.

-       Eso espero – suspiró lentamente aun viendo la pizarra - ¿Tendrás información de la chica que encontraron muerta en un terreno baldío afuera de la ciudad? – preguntó por fin viéndolo.

-       Sí, voy a recolectar toda la información que tenga y te la enviaré a tu oficina.

-       Muchas gracias – respondió con una media sonrisa – Será mejor que te deje trabajar – dio media vuelta con dirección hacia la puerta.

-       ¡Suerte! – gritó el agente Antonio.

-       ¡Igualmente! – contestó el agente Marco.

     Salió de la oficina, aun no podía creer lo que pasaba, aun no creía que le hubieran dado su nombramiento, el puesto que tanto soñó. Llegó a su oficina y repartió el trabajo a su equipo, cuando el reloj marcó las 20:00 horas todos se retiraron a descansar, había sido un día muy agotador, el agente se dirigió a su casa, un departamento sobre una gran avenida concurrida. Se metió a la cama sin cenar y cerró los ojos, pero no pudo dormir, las imágenes de las mujeres de aquella pizarra venían a su mente, hizo todo lo posible por alejarlas, pero fracasó, hasta que el cansancio ganó y quedó profundamente dormido.

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Este es solo un adelanto de lo que se trata esta gran historia, pueden leerla completa en las plataformas de Wattpad, Inkspired y Megustaescribir, les dejo a continuación los enlaces en donde pueden encontrarla:

Wattpad:

Inkspired:

https://getinkspired.com/es/story/115667/la-habitacion-de-los-horrores/

Megustaescribir:

https://www.megustaescribir.com/obra/117996/la-habitacion-de-los-horrores

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