Desvanecer
Capítulo 1
"Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. La vida, en realidad, es una calle de sentido único."
Agatha Christine.
No es fácil tener que decir adiós a las personas que más amas en la vida,
con las que creciste y conviviste día a día, pero a veces la vida te lleva por
caminos muy distantes a ellos y tienes que aprender a separarte de todo lo que
conoces para adentrarte a un mundo nuevo, excitante, tenebroso y diferente al
tuyo.
Traté de contener las lágrimas mientras me
despedía de mi familia, ahí estaban mis hermanos, mi cuñada, mis sobrinos y mis
padres diciéndome hermosas frases y palabras de consuelo a la mitad del
aeropuerto. Dicen que no hay otro lugar más emotivo que los aeropuertos y están
en lo cierto, dentro de mí me sentía perdida, quebrada, todavía no me iba y ya
me sentía sola.
Luego de varios abrazos, me separé de ellos y
caminé hacia el módulo de la aerolínea que me llevaría primero a la Ciudad de
México y de ahí a Londres, Inglaterra. Había conseguido una beca del cien por
ciento en la Universidad de Cambridge, especialmente en el Trinity College,
donde estudiaría la maestría en Criminología por tres años. Abogada de
profesión, seguiría mis estudios en aquel país, el lugar de mis sueños.
Tomando fuertemente de una mano mis ilusiones
y esperanzas y de la otra mi maleta y mi pasaporte, me dirigía a documentar mi
equipaje, mientras caminaba comenzaron a brotar todas las lágrimas que no había
querido derramar, pero como ahora le daba la espalda a mi familia podía hacerlo
libremente, dentro de mi pecho sentía un miedo inmenso, pero tenía que seguir
adelante, ya no había marcha atrás, la decisión estaba tomada y era el momento
de afrontar las consecuencias.
Durante el vuelo a la Ciudad de México me
tranquilicé un poco, pero todas mis ansias y angustias regresaron cuando abordé
el avión a Londres, nunca había salido del país y ahora en mi primera vez lo
hacía sola. Me acomodé en mi asiento junto a la ventanilla y saqué un libro de
mi bolsa de mano para tratar de relajarme en mi recorrido de once horas sin
escalas y aunque al despegar me sentía aterrorizada de lo que estaba haciendo,
llegó un momento en que el cansancio ganó y me quedé profundamente dormida.
Aterricé en el aeropuerto de Heathrow, recogí
mi equipaje y tomé un taxi hacia la estación de King’s Cross para abordar el
tren que me llevaría a Cambridge. Mientras recorría las calles de Londres en el
taxi, mi mirada no alcanzaba a observar todo lo que pasaba por mi ventana, con lo
poco que pude ver me enamoré por completo de la ciudad, desde niña había soñado
con estar en ese lugar y ahora a los veintiséis años había hecho realidad ese
sueño. Lamenté mucho el no poder recorrer esas calles, pero me prometí que en
cuanto estuviera acomodada en Cambridge regresaría.
Al entrar a la estación de King’s Cross entré
en pánico, era inmenso, había gente corriendo de un lado a otro y en las
pantallas aparecían rápidamente todas las corridas que realizaban, estuve un
buen rato tratando de encontrar la que necesitaba y en cuanto la encontré,
corrí hacía la ventanilla a comprar mi boleto. Me dirigí hacia el andén donde
saldría mi tren. Esperé treinta minutos hasta la hora de salida y luego me
acerqué para abordar el tren que me llevaría a mi nuevo hogar, aun estando
sentada dentro del tren no podía creer lo que estaba pasando, sentía que todo
ese viaje era un sueño.
Al salir de la estación Cambridge, tomé un
taxi que me llevó al Trinity College, eran las siete de la tarde, cansada pero
feliz me acerqué al guardia para preguntar por dónde llegar al edificio en
donde me hospedaría, quien me dio las instrucciones necesarias y un poco
confusa porque el acento británico no era mi especialidad, caminé y caminé
hasta que por fin llegué. En la recepción se encontraban otras personas que
esperaban su turno para ser atendidas y ubicadas en su dormitorio. Cuando tocó
mi turno me costó algo de trabajo de entender a la señora de la recepción,
siempre me había costado escuchar y entender el inglés británico, cuando por
fin pudimos comunicarnos, la recepcionista se tardó bastante revisando en su
computadora, la impaciencia y el miedo me comenzó a consumir, mi presentimiento
decía que algo no andaba bien, hasta que ella dejó de buscar y me comentó que
no había ninguna habitación reservada a mi nombre. Palidecí, mi beca de cien
por ciento cubría todo, inscripción, material, traslados, alimentos, hospedaje
y viáticos. En una de las tantas correspondencias que la universidad me había
mandado habían escrito que mi habitación la reservarían ellos, que solamente
tenía que llegar y dar mi nombre, pero al parecer había un error en el sistema,
saqué mis cartas donde mencionaban lo anterior y la señora después de leerlas
llamó a su jefe para solucionar el malentendido, mientras tanto esperé en unos
sillones de la recepción, si durante el viaje me sentía con miedo en esos
momentos estaba aterrorizada.
Luego de varios minutos un señor de
aproximadamente cuarenta y cinco años se acercó a la recepcionista, quien le
explicó lo que estaba ocurriendo y después de leer las cartas y de dirigirme
una mirada, hizo varias llamadas y luego se acercó a mí.
Mientras aquel señor me explicaba mi
situación sentí que el mundo se caía a mis pies, al parecer había un error en
el registro, sí me encontraba matriculada en la universidad, pero el hospedaje
no estaba registrado y tal vez hasta el día siguiente podían solucionarlo sin
embargo tendría que buscar un lugar fuera del campus en donde pasar la noche.
Mi cabeza sentía que iba a explotar, no contaba con el suficiente dinero para
pagar un hotel, ante mi desesperación que se podía leer fácilmente en mi
rostro, el señor me comentó que como a unas diez cuadras del campus había un
hostal demasiado barato en donde podría preguntar. Con la cabeza hacia abajo y
con el miedo comiendo mi interior, salí del campus a buscar a aquel lugar,
rogando que el poco dinero que había ahorrado fuera suficiente para pagar mi
estadía, con muchas dificultades llegué al hostal y después de pagar con la
cuarta parte de todo mi dinero ahorrado, me acomodé en la pequeña habitación,
cerré los ojos deseando que al día siguiente todo se arreglara porque el dinero
que me quedaba no sería suficiente para pagar varias noches, aun en aquel
lugar.
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Este es solo un adelanto de lo que es esta hermosa historia, pueden leerla en las plataformas de Wattpad, Inkspired y Megustaescribir, les dejo los enlaces en donde pueden encontrarla completa:
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