Capítulo 5
Un amor secreto
- ¿Por qué? – dice Soledad.
- Ya verán – dice Salvador muy contento.
En ese momento llega la Sra. Lorena, que es la mamá de Daniel.
- Daniel, vámonos.
- Bueno me tengo que ir, adiós – dice despidiéndose de sus amigos. Entonces se va con su mamá, entonces se pone muy triste.
- ¿Qué tienes Daniel?
- Nada – dice con la mirada en el suelo.
- Cuando tienes esa cara es por que te pasa algo, es sobre Víctor – dice viéndolo. Daniel mueve la cabeza diciendo que no. – Salvador o tal vez Soledad – dice tratando de adivinar cual es la causa, pero él le responde de la mima forma. – Ah, ya se, es tu amiguita muy especial, Sofía ¿verdad? – dice muy contenta.
- Si es ella – dice todavía triste.
- ¿Y ahora que le pasa? – dice abriendo la puerta de su casa.
- Lo de siempre – dice entrando con voz muy baja.
- Su madrastra – dice suspirando.
- Sí – dice por fin levantando la cara. En ese momento aparece el papá de Daniel, el sr. Adolfo.
- ¿Y ahora que tienes hijo? – dice al ver la cara de Daniel. El no le responde.
- Se siente triste por lo que le pasa a su amiga Sofía – dice la Sra. Lorena.
- Claro, siempre es el tema predilecto – dice entendiendo las cosas.
- Es que siento algo muy especial por ella – dice sentándose en el sillón de la sala.
- ¿Cómo? – dice su mamá sin entender.
- Más que una simple amistad – dice un poco tímido.
- Lo que pasa es que te has enamorado de ella – dice su papá viéndolo a la cara.
- ¿Cómo que enamorado? – dice Daniel un poco confuso.
- Si, eso que sientes se llama amor – dice su papá, dándole a entender.
- Sí, pero hay algo… - dice indeciso sin saber si contarlo o no.
- Dijiste pero… - dice su mamá tratando de entender lo que dice su hijo.
- Si – dice hablando en voy baja.
- ¿Y que paso cuando dijiste eso te pusiste triste? – dice tratando de sacarle información que el no quería revelar.
- Es que ella no siente lo mismo por mi – dice poniéndose más triste.
- ¿Y como lo sabes? – dice muy confusa.
- Si no se lo dices no vas a saber que siente por ti – dice tratando de darle ánimos a su hijo.
- Tienes razón – dice muy contento. Y se para del sillón y se dirige hacia la puerta corriendo.
- ¿A dónde vas? – dice su mamá extrañada por su reacción.
- A decírselo – le responde su esposo.
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