"Inesperadamente"
Sábado, 24 de abril de 2021
"Reviso mi reloj de mano para cerciorarme de que todavía estoy en tiempo. Termino rápidamente el reporte que estoy haciendo, y apago la computadora. Me dirijo al baño para comprobar que mi traje y corbata están en orden. Me quedo unos segundos mirando la corbata negra que llevo. Algo en lo profundo de mi inconsciente me pide que la cambie, así que voy al guardarropa para hacerlo.
Aunque no tengo una gran cantidad de corbatas, no sé cuál tomar. Luego de meditarlo mucho, y sin darme realmente cuenta de lo que hago, agarro la corbata azul fuerte, y mientras me encamino hacia la puerta la termino de acomodar. De reojo repaso en el reflejo del espejo de la entrada si ha quedado bien, y camino hacia el auto.
Mientras manejo hacia el punto de encuentro, me doy cuenta de que estoy nervioso. Levanto una ceja preguntándome el por qué estoy de esa manera. Respiro hondo y trato de relajarme. Solamente es un café, me digo para mí mismo. A medio trayecto sigo sin entender lo que me sucede. Aquella reunión no es más que sólo cordialidad, ni siquiera la considero una cita. Fue el resultado de un impulso de entrada la madrugada cuando salió la invitación a tomar ese café. Impulso que todavía no comprendo cómo fue que pasó.
Llevaba meses platicando por teléfono con esa chica. No puedo negar que es encantadora, inteligente y hermosa, aun así quizás por eso mismo no quiero involucrarme con ella. Después de mi pasada ruptura amorosa que fue desastrosa, no quiero una relación seria, únicamente diversión. Y sé que esa chica rubia no busca lo mismo, sin embargo, no pude resistirme y mi boca me traicionó cuando pronunció la frase que no quería decir.
Entendía que ya no podía volver atrás. No podía simplemente cancelar la salida, así que me mentalice que solamente sería un café, y luego no volvería a verla.
Llego al café y estaciono el automóvil. El reloj me indica que he llegado quince minutos antes de lo pactado, así que decido esperarla adentro. Una amable recepcionista me asigna una mesa, y en cuanto me siento el nerviosismo vuelve. Me regaño mentalmente, quizás debería salir corriendo, algo en mi inconsciente me dice que aquella reunión podría ser peligrosa para mí, de todos modos acalló la voz, y respiro profundamente.
Un mensaje de texto de ella me anuncia que ha llegado al lugar, le contesto que ya estoy adentro, y me quedo mirando a todos lados para distraerme. Entonces a lo lejos la veo, ella me reconoce y camina en mi dirección. Con cada paso que ella está más cerca de mí, me pongo más nervioso, y en cuanto llega a la mesa, me levanto de golpe boquiabierto.
La observo por unos segundos, los suficientes para darme cuenta de lo guapa que se ve en ese instante. Afirmo que las fotos y las videollamadas no le habían hecho justicia en su hermosura. Medio sonrío cuando la chica se ruboriza, y mi corazón late más rápido al ver sus mejillas rosadas, con sus ojos brillantes y tímidos a la vez.
Sin pensarlo dos veces, corro hasta donde se encuentra y luego de un tímido hola, le ayudo a acomodar su silla para que pueda sentarse. Ambos nos miramos de frente sin decir ni una sola palabra, yo aun sigo encandilado con su presencia, comienzo a sentirme como un adolescente en su primera cita.
La presencia del mesero me hace regresar a la realidad. Me vuelvo a regañar, debo de comportarme como el hombre maduro que soy. Ella pide un chocolate caliente y yo un café. Y sin querer, durante la charla que poco a poco va agarrando forma, mi nerviosismo desaparece, y me doy cuenta de que estoy dispuesto a alargar lo más que pueda esa taza de café, porque no quiero que aquella cita se termine."
G.O.
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