La Corona:
Insurrección
Capítulo 1
Prestige
Anne
era una chica de veinticuatro años que acababa de graduarse de la Universidad
en la licenciatura de Historia del Arte. Siempre soñó en ser una chica común, pero
para ella eso resultaba imposible pues al ser la primogénita del rey Felipe VI,
llegaría el momento, luego de la muerte de su padre, en que sería coronada
reina.
Desde temprana
edad fue educada para el cargo que estaba en su sangre desempeñar, su vida
jamás había sido normal, aun así nunca renegó de su destino, al contrario de lo
que se suponía, la princesa ansiaba convertirse en reina y seguir los grandes
pasos de su padre.
Pritige era un
hermoso país en donde ella algún día reinaría, ahí las riquezas de la corona
apoyaban al pueblo. Su padre al igual que su abuelo se ganaron la admiración, gratitud
y cariño de sus ciudadanos debido al arduo y justo trabajo que realizaron. El
rey Felipe VI era conocido por ser un monarca honesto y leal, sin embargo
existía un grupo rebelde que quería derrocar a la monarquía para instaurar un
nuevo régimen que prometía ser libre de beneficios.
Este grupo
radical había luchado por años para quitar al rey en turno, a pesar de ello no tuvieron
éxito. Luego de una guerra civil que duró aproximadamente dos años durante el
reinado del rey Jorge V, bisabuelo de Anne, los rebeldes fueron desterrados del
país. Aun así se creía que desde hacía varios años los sucesores de estos habían
regresado para retomar los planes de sus antepasados.
Aunque el país
atravesaba uno de los mejores momentos de su época, los rebeldes en secreto se
reunían en los confines de las tierras para preparar su revancha. Muy pocos
conocían del retorno de dicho grupo, por años se corrieron rumores en las
calles en donde profetizaban su regreso, aun así la mayoría de la gente en
Pritige creían que todo era mentira, tanto que la existencia de los rebeldes se
había convertido en una leyenda urbana.
Mientras todos pensaban
que este grupo conspirador había desaparecido, existía alguien que no se creía
por completo aquella idea, el rey Felipe VI opinaba que en cualquier momento
saldrían a combatir una nueva guerra, por lo que había tomado sus precauciones
por si ese evento sucedía.
Una de las cosas
que le quitaban el sueño al rey era que este grupo radical apareciera cuando su
hija, la princesa Anne, estuviera en el cargo, por tal razón él mismo se
ocupaba de su formación porque entendía que no estaría con ella cuando
sucediera la guerra.
El comandante
general, Ronel Marté, quien era el confidente y mejor amigo del rey había sido
encomendado para cuidar de la familia real por si algún día él llegara a
faltar, sobre todo de cuidar y guiar a su pequeña Anne. El rey Felipe VI sabía
muy bien que su heredera al trono no estaba hecha para vivir una guerra, ella
era una chica inteligente, linda, inocente y servicial, un conflicto armado
sería un gran desastre para la princesa, aun así estaba seguro de que esas
mismas cualidades la llevarían a ser una gran monarca, y esperaba que fuera mucho
mejor que él.
Poco después de
que Anne terminara la universidad, empezó a trabajar para la corona, para
formar a su futuro reinado. Por esa razón se le otorgaron algunos patronatos
relacionados con las artes, la igualdad de género y apoyo a los jóvenes, los
cuales dirigía de maravilla. Sus padres, el rey Felipe VI y la reina Consuelo
la estaban dejando volar sola, era tiempo de que se fuera forjando para cuando
le llegara la hora de ponerse la corona.
Otro de los
miembros de la familia real era el príncipe Christopher, hermano menor de Anne, quien con tan sólo dieciocho años de edad, ya
había iniciado una carrera militar, misma que decidió dejar en pausa para
cursar la universidad, eligiendo la licenciatura en leyes para su formación académica. Por su corta edad
todavía no se le asignaban patronatos para que dirigiera, en Pritige era
esencial que los miembros de la realeza alcanzaran la edad de veintiún años para
convertirse en funcionarios activos.
A pesar de que
Anne era miembro de la familia real, ella trataba de llevar una vida acorde a
su edad, y en compañía de su mejor amigo Alfonso Villas realizaban actividades
como unos jóvenes normales, aunque claro, siempre de una buena manera, hasta
sus veinticuatro años nunca había sido protagonista de ningún escándalo, todo
el pueblo la adoraba.
A pesar de eso,
la princesa escondía un pequeño secreto que solamente conocían oficialmente
Alfonso y el príncipe Christopher. En sus tiempos en la facultad se había
enamorado profundamente de un hombre, desgraciadamente aquel amor era imposible
para la vista de todos, puesto que ese hombre era un prestigioso profesor de la
carrera de derecho. Para Anne no importaba el hecho de que su enamorado tuviera
más de cuarenta años. Su inteligencia, educación y personalidad la tenían
completamente enamorada, y eso era suficiente para ella.
Martín Frarraga era
profesor de derecho de la Universidad de Pritige. Tenía fama de ser un hombre
con escrúpulos, formación y honradez. Había quedado viudo algunos años atrás y
desde entonces no se le conocía ninguna relación formal. No era de la clase de
hombre que iba conquistando corazones, aunque no se le podía negar que era un
hombre guapo y elegante, aun así jamás se había vuelto a enamorar desde que su
esposa Cecilia falleció de cáncer varios años antes. Luego de aquel trágico
acontecimiento, él pensó que no podría volver a amar a otra mujer, hasta que
Anne llegó a su vida.
Ella había sido
su alumna durante el segundo semestre de la princesa y desde entonces tenían
una relación secreta. El profesor conocía muy bien la situación de Anne, a
pesar de ello la amaba con gran locura que estaba dispuesto a vivir bajo su
sombra para que no se viera envuelta en un escándalo. Él la respetaba y apoyaba
en todas sus decisiones, no le importaba el título que le había sido heredado
por nacimiento, la veía como la chica linda y dulce que conocía desde la
universidad.
Ambos jamás se
veían en público y cuando de repente se llegaban a encontrar, se trataban como
el protocolo real marcaba. Martín no sólo se dedicaba a ser catedrático en la
universidad, sino que era además un reconocido abogado y miembro de la Cámara
de los Comunes, sitio en el que se creaban las leyes y se marcaba el rumbo del
país en conjunto con el monarca y los magistrados de justicia.
Los dos tenían un
noviazgo clandestino, sin embargo aunque pensaban que nadie más lo sabía, el
Comandante General y hasta el mismo rey Felipe VI conocían de su romance.
Ninguno de estos habían dicho o hecho algo sobre ese asunto, aunque tenían sus
dudas acerca de las intenciones del profesor, veían tan enamorada e ilusionada
a la princesa que decidieron mantenerse al margen, esperando que lo que existía
entre los dos fuera realmente amor y mientras Martín jamás hiciera algo que
perjudicara a Anne, dejaban que los enamorados siguieran con su historia, sin
apartarse demasiado de ellos.
No se podía negar
que el rey Felipe VI respetaba y admiraba a Martín, a pesar de los pensamientos
liberalistas de este. El monarca sabía que en otra época o en otras
circunstancias, su hija y el catedrático no hubieran tenido que esconderse para
estar juntos, no obstante por el momento tenía que ser de esa manera por el
bien de la institución que algún día dirigiría Anne.
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